Con aquellas palabras, terminé el mensaje dándole a la tecla "publicar". Esperé unos instantes a que la página del blog volviera a cargar para informarme de que el mensaje se había enviado correctamente, antes de cerrar la pestaña de la red, sin ni siquiera mirar como había quedado el mensaje.
Apagué el portátil, antes de guardarlo en su bolsa correspondiente y dejarlo encima de la cama.
Me estiré en la silla, observando la mochila tirada en el suelo con los ejercicios para el día siguiente sin hacer. La cogí para abrirla y sacar una carpeta de anillas con muchas hojas sueltas. Sin archivar.
Busqué entre ellas un folio. Fue fácil de encontrar entre tantas hojas de cuadro, sólo para cogerlo, observar el rostro delicado de una chica que había dibujado, arrugar la hoja y tirarla a una papelera cercana.
Tres relaciones en menos de dos meses. Todas ellas habían acabado muy mal. Mientras, a mi alrededor todos eran parejas felices y llenas de amor.
Desde luego parecía que era algo que estaba en mí. Y por lo que no estaba dispuesto a pasar de nuevo.
Por que el amor es para todos... menos para mí
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